Cuando el cepillado dental no es el adecuado o es incompleto, se forma sobre la superficie de los dientes un cúmulo de bacterias y toxinas llamado Placa Bacteriana.

 

En un inicio esta placa es blanda y blanquecina, y luego se vuelve dura y amarillenta, en esta etapa se le conoce como sarro

Con tantas bacterias tratando de entrar a nuestro organismo, nuestro cuerpo envía toda su artillería de defensa, la cual llega al sitio afectado a través de la inflamación y el sangrado. Esto si bien por un lado nos protege, por otro trae consecuencias negativas como:

– Retracción de las encías (a veces asociado a hipersensibilidad dentaria)

– Pérdida progresiva del hueso que sostiene al diente

– Halitosis o mal aliento

– Movilidad del diente

– Pérdida del mismo (muchos pacientes refieren que “su diente se le soltó y se le cayó solo pero que no tenía caries”)

– En algunos casos puede provocar Endocarditis bacteriana, que es una infección a nivel del corazón producto de que estas bacterias lograron penetrar a nuestro organismo.

– En pacientes embarazadas alto riesgo de parto prematuro.

Y si me sangran las encías, ¿Qué hago?

 

Lo primero es asumir que el sangrado de encías NO ES NORMAL y que debe ser tratado por un profesional ya que es muy perjudicial para nuestra salud e incluso podría ser indicativo de que presentes alguna enfermedad sistémica.

– Acude a tu dentista para realizar una limpieza

– Pídele que te enseñe o te ayude a mejorar tu cepillado de dientes

– Cepíllate al menos 3 veces al día de la manera en que tu odontólogo te indique

– No olvides usar la seda dental al menos una vez al día (momento más importante: en la noche).

– Usa un cepillo de cerdas suaves y cámbialo cada 2 meses.

Dra Francesca Saglietto